Yolanda Fernández Dice

domingo, septiembre 30, 2007

AMIGO DE MI ALMA

Has vuelto...
... y mi mundo se desarma, se desclava, se desmenuza y tiembla.
Has vuelto y ya no te esperaba.
..."el mismo de siempre, pero más viejo".
Has vuelto con tu palabra
aguda, cierta, imposible, infinita, sublime y dolorosa.
... con tus "noes", "nuncas" y "jamaces",
... con tus sueños rotos improbables,
... con tus sardinas rodeadas por los tiburones,
... con tus imposibles y tu cuero duro.
Tu cuero duro y tan blando a la vez
Tu cuero duro y tan suave como el cariño
Tu cuero duro como la excusa perfecta.
Has vuelto con tu cuero duro y tu alma blanda como el amor.
... transparente como la soledad,
... limpia como la distancia,
... infinita como la vastedad de nuestra historia común.
Has vuelto...
...te encontré en lo más recóndito de mi pensamiento.
Y estoy feliz de que sea cierto...
...innegable, incuestionable, simple e irrefutable.
Es cierto, ...has vuelto.

miércoles, septiembre 26, 2007

SOLEDAD...

Sobre mis hombros está la responsabilidad de sacar adelante la publicación de la revista Visión. Este es un proyecto de la Coordinación de Extensión de mi colegio y desde hace "largos" meses me ha tocado batallar para que ese proyecto se concrete. Hoy estamos en la fase final y ya todo el material está en la editorial, pero aún hay algunas "cuestas" que remontar...
Ayer fui a la editorial a entregar observaciones y recomendaciones... han sido tantas que no quiero hablar de eso hoy... sólo quiero compartir mi experiencia de ayer.
Estuve en otro mundo, tan cercano y tan ajeno a la vez, tan sublime y tan doloroso. Vi el abandono en las calles y en el rostro de la gente, vi el abandono y se me encogió el alma por tanta soledad.
Siempre he ido a la editorial en vehículo particular, pero ayer me tocó viajar en transporte público. Como no conocía la ruta, pregunté y llegué sin ninguna dificultad. Cuando terminé mi trabajo profesional, salí y tomé un bus que me llevó por la zona de Pinto Salinas y Simón Rodríguez. Son unas barriadas que no había conocido... tantos años en Caracas y nunca había ido a esos sitios... nunca había estado en esos sitios.
Pinto Salinas y Simón Rodríguez son una zona popular de Caracas, están muy cerca de El Avila y se ve la vegetación por todas partes, había unos pastos demasiado crecidos para estar ubicados en la zona urbana: bien podían alimentarse un par de vacas en esos pastizales urbanos. Vi edificios bajos y unos muy altos, había unos obreros refaccionando algunos de los edificios pequeños... eso me pareció muy bueno. En medio de tanto abandono y soledad me pareció estupendo que le dieran un poquito de cariño a esas viviendas.
Vi demasiada basura, verdaderas montañas de basura, por aquí y por allá... no eran escombros producto de la refacción, era basura, mucha basura, demasiada basura, alarmante basura tirada por doquier... sentí que estaba en otro mundo y se me encogió el alma por tanto abandono.
Vi a muchos hombres aparentemente sanos y fuertes reunidos en cualquier lugar hablando, bebiendo alcohol y gastando inútilmente su tiempo en una jornada que podía ser productiva si estuviesen ocupados en un empleo, si a esa hora estuviesen en un "lugar de trabajo"... sentí que estaba en otro mundo y se me encogió el alma por tanto abandono.
Vi a una señora muy viejita, con el pelo totalmente blanco, asomada a una destartalada ventana en un segundo piso. La vi tan frágil, me la imaginé tan sola en aquel apartamento, sin hijos, sin nietos... sin compañía de ningún tipo. La imaginé tan abandonada en la infinita quietud de su ventana que se me encogió el alma por tanta SOLEDAD.

domingo, septiembre 23, 2007

PABLO...

Su madre lo parió en 1904 en un pueblito chileno y le bautizaron Ricardo Neptalí Reyes Basoalto. Muy pocos lo reconocen por ese nombre, él mismo comenzó a desconocerse como Ricardo Neptalí y a identificarse con el inmortal nombre de PABLO NERUDA.
Hoy dejo este post para recordar que se cumple un aniversario más de su muerte: el 23 de septiembre de 1973... se fue triste y me lo imagino desencantado y agobiado por el rumbo que tomaba su patria en aquellas fechas.
De Neruda he leído mucho y con Neruda me enamoré en mis años de juventud. He disfrutado su poesía: sus primeros versos de poeta enamorado y los últimos de combatiente aguerrido me han acompañado desde siempre. Pero debo reconocer que me quedé anclada en sus poemas de amor: aquéllos que escribió muy joven, cuando era un poeta simple, amoroso, desgarrado por el abandono y la soledad. El libro 20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada es el manual del amor perdido, del amor imposible, del que se sueña y no se tiene.
Quiero con este post dejar un reconocimiento a ese gran hombre del mundo que fue Pablo Neruda, el poeta, el hombre bueno, el errabundo, el del corazón grande y la mirada triste.

POEMA 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

domingo, septiembre 16, 2007

DIECISÉIS DE SEPTIEMBRE

Hoy es dieciséis de septiembre y es mi cumpleaños.
Nací en un lugar que no conozco, en una casita perdida entre los árboles en una zona cercana a Urica en el Estado Anzoátegui.
Era y sigue siendo una zona agrícola. Papá había dejado Barcelona y se había ido a vivir a esa zona para dedicarse a la producción agrícola; mamá y mi hermano mayor lo acompañaban, allí nacimos mi hermana Isabel y yo.
A veces pienso en el coraje de aquella pareja que como expedicionarios iban en conquista de esos montes inhóspitos. En la casa los servicios eran básicos y rudimentarios... no había nada, sólo un río y mucha tierra para cultivar. Era necesario tener gran coraje para enfrentarse a esos parajes, para vivir, para soñar en aquellos montes tan alejados de todo... y mis padres, inmigrantes europeos, venían equipados con ese coraje, tenían fuerzas y ganas para retar la vida en esa tierra.
No nací en un hospital, mi madre me tuvo en su cama y una vieja comadrona me ayudó a nacer. A esa vieja partera la recuerdo como una mujer de estatura baja y gruesa, de tez algo morena, de cabello largo recogido en un moño y vestida con ropa oscura. Se llamaba Felicia Ortiz y era quien asistía todos los partos en ese tiempo en la zona de Urica ... y ese tiempo no son tantos años, son sólo cuarenta y un poquito más.
Hace algunos años quise que mis hijos conocieran el lugar donde nací y viajamos hasta allá. No pudimos llegar hasta la casita porque el río estaba muy crecido y el único medio que todavía existe para cruzarlo es un viejo monorail o teleférico que construyó papá en el inicio de los tiempos. Después de tantos años, los nuevos moradores de esa zona siguen usando la obra que con empeño y habilidad construyó papá... qué poco ha cambiado todo, qué lento ha sido el tránsito hacia el desarrollo en esa tierra de gracia.
A pesar de sus formidables bases de concreto, aquel monorail no me pareció seguro y hasta allí llegó nuestra visita...
En esa lejana casa nací un dieciséis de septiembre, desde ese lugar que no conozco me eché a andar por la vida... y todavía no pienso parar.

martes, septiembre 04, 2007

LOS SONIDOS DE LA NOCHE

LOS SONIDOS DE LA NOCHE
2:10 de la madrugada, despierto con sobresalto, he tenido una pesadilla. Mi corazón late descontrolado y me cuesta serenarme, cierro los ojos y trato de conciliar el sueño nuevamente, pero no puedo.
Fuera de la casa, la noche rural ofrece sus sonidos: un perro insatisfecho que a lo lejos aulla como reclamando el calor que en la húmeda calle no encuentra; un ejército de sapos y ranas que croan celebrando el festín de la reciente lluvia; los grillos incansables y recónditos con sus chillidos indefinibles me aturden; el agua que escurre del techo y cae sobre una pieza de metal colocada en el suelo para evitar el socavamiento, produce un sonido como de tambores. De pronto un alcaraván chilla agudo y alarmado como si atisbara algún peligro en la noche invernal.
Me paraliza el miedo, me siento extraña en aquella cama, extraña e infinitamente sola. Siento ajenos todos esos sonidos, pertenecen a una realidad que trato de comprender, pero no puedo. Es una realidad que abandoné hace muchos años y son los sonidos de la noche rural en la que me encuentro hoy. Todo es lluvia y desolación, humedad y oscuridad.
A pesar del miedo, me levanto y voy hasta la ventana. Todo está en su lugar, no veo nada anormal en aquel inmenso patio donde crecen salvajes el cariaquito y las verdolagas. Las sombras y los sonidos de la noche rural me recuerdan la agria savia que nutrió mi infancia en aquel campo lejano.
LOS SONIDOS DEL AMANECER
Amanece limpio el día, ayer llovió mucho. Todos estos días ha llovido como si estuviesen lavando el cielo; agua, agua, agua, agua es el sino de estos tiempos. La madrugada está bastante fresca y por la ventana entra un aire frío.
Cantan los gallos y pronto le sigue el trinar de los infinitos pájaros, la luz llega con el amanecer de mi último día en esta estancia.
Todos los pájaros cantan enloquecidos, es maravillosa esa orquesta que celebra la vida rural. Los pájaros cantan y le doy gracias a la vida por el nuevo día y por permitirme la oportunidad de ver y oír a los ángeles del amanecer rural: pájaros cantores portadores de los hermosos sonidos del amanecer (1-9-07)