Yolanda Fernández Dice

lunes, abril 21, 2008

DÍA DE LA TIERRA...

Queridos amigos y amigas, el viernes pasado llegué sumamente cansada a mi casa, después de una dura jornada de trabajo.
Estaba descansando un poco en la penumbra de mi habitación, acostada en mi camita, cuando entró mi hijo y se tendió a mi lado. Me dijo que la vida en la tierra se iba a terminar, que los polos se estaban descongelando, que la tala de árboles estaba acabando con el oxígeno y que sus hijos iban a vivir en un planeta muy contaminado por los desechos de las industrias.
Su conversación me extremeció por el pesimismo que sentí en su joven voz, está convencido de que el futuro de la tierra no es el mejor. Lo sentí demasiado pesimista y eso me conmovió terriblemente. Traté de explicarle que todavía estamos a tiempo de hacer mucho por el futuro del planeta: tenemos que plantar árboles, debemos cuidar el agua, debemos proteger los bosques y los animalitos del monte...todo eso le dije tratando de disipar su angustia.
A su edad, yo no pensaba en la contaminación ni en el futuro de la tierra; a su edad yo jugaba libre y feliz en un campo lleno de matas de naranjas y pájaros, donde la lluvia era una bendición y las aguas del río nos recibían limpias y frescas. A su edad, mi mundo era otro.
Mañana se celebra el DIA DE LA TIERRA, es una ocasión para recordar todo el daño que el hombre le ha hecho a la tierra. Es una ocasión para superar nuestras miserias y pensar en la CASA DE TODOS.
En esta casa grande donde todos convivimos, lo que hacen los VECINOS afecta a todos.
FELIZ DIA DE LA TIERRA ... por un mundo sin contaminación donde todos podamos vivir sanos y a salvo.
Un gran abrazo para todos y todas.

domingo, abril 20, 2008

CÓMPLICE INOCENTE

Cuando lo vio llegar, lo reconoció de inmediato.
Él la buscaba entre la gente y el ruido, ella jugó a no dejarse ver.

Había cambiado, ya no era delgado; ella tampoco.
Había envejecido y tenía muchas canas, ella también.
Pero lucía muy bien con su traje azul sin corbata...
... ella lo miró con pícara intención .

Se acercó y sellaron ese encuentro con un largo y fuerte abrazo.
Salvador, liberador, protector... un abrazo redentor.
Había pasado mucho tiempo, muchos años sin verse, pero eran los mismos: ilusos, esperanzados, desinteresados, afectuosos, amigos. Muy amigos en la confianza de la solidaridad, muy amigos con el alma comprimida y las ilusiones truncadas... muy amigos.

Desde entonces, se buscan por los vericuetos de la vida
y se reúnen en silencio en los rincones del ayer.