Yolanda Fernández Dice

martes, marzo 21, 2017

Hijos de la patria...

El domingo las redes sociales amanecieron encendidas con la noticia.
Yo lo miré y no lo podía creer, todavía me cuesta mucho entender esta barbaridad: niños en situación de calle asesinaron a puñaladas a dos militares.
Dos militares francos de servicio fueron atacados y asesinados por una "pandilla" de niños de la calle...
Esto es señal inequívoca de la tremenda descomposición que estamos viviendo como país.
Es un país vencido, descompuesto, descuadernado, desmigajado... es mi país: VENEZUELA.
Y siento una tremenda impotencia que me paraliza... es el fin, esto se perdió, se fue al carajo...
Es la gota que desborda el vaso, es el futuro del país que se desintegró en el discurso ideológico de los políticos inservibles que no miran lo que está pasando y si lo miran no les importa.
En esa pandilla de niños en situación de calle probablemente estén los niños que algunas noches tocan los intercomunicadores de nuestro edificio y de otros edificios vecinos. Algunas noches, ya tarde, el intercomunicador suena insistentemente y cuando atiendo angustiada por la aparente emergencia sólo escucho las voces de los vecinos que responden en simultáneo a interlocutores infantiles que desde la acera dicen cualquier cosa y luego corren calle abajo, algunas veces piden comida. 
Los he mirado desde la ventana del balcón. Hace un par de semanas iba un grupo como de seis pequeños corriendo calle abajo, después de tocar el intercomunicador. Era un rebaño de ángeles que se le escaparon a Dios y cayeron en las manos de la "revolución bolivariana". Son las víctimas inocentes de las decisiones de obcecados gobernantes empeñados en una revolución que ha traído mucha miseria y descomposición.
Hoy la noticia del asesinato de estos dos militares me lastima el alma, por los asesinos y por los asesinados: niños y jóvenes de una patria descompuesta, desmigajada, putrefacta.
Abajo dejo un enlace para revisar algunos detalles de esta monstruosa situación en el diario "El Universal."

viernes, marzo 17, 2017

No nos desampares...

Ángel de la Guarda, no nos desampares...
La situación económica de mi país es desesperante para la mayoría de la población. Los que vivimos de nuestro trabajo estamos metidos en un callejón que parece no tener salida de manera inmediata.
La mediana calidad de vida que alguna vez disfrutamos se fue por la cañería, ya todo es tan difícil que hasta comer significa hacer un gran esfuerzo.
No me resigno a esta miseria, no me resigno a la destrucción de mi país, no me resigno a la descomposición que veo en todos los ámbitos de la realidad venezolana.
No entiendo este concepto revolucionario, ni los "beneficios" que prometió.
No entiendo que las "transformaciones del sistema" nos hayan llevado a esta infame miseria. Todo se convirtió en una mentira... enorme negocio para unos y miserable realidad para otros.
Ver a la gente registrar los desechos parte el alma y golpea la sensibilidad...
Viajar en el Metro de Caracas es sentir la mendicidad creciente en la población. En las horas de menor afluencia de pasajeros se observa todo tipo de mendigos pidiendo "lo que me puedan dar". Hoy un viejito estaba cantando y pedía "colaboración", la semana pasada una chica con dos hijitos pequeños se puso de rodillas pidiendo que la ayudaran "con lo que ustedes puedan". 
Nadie me lo ha contado, lo he visto, lo he oído, lo he sentido en el alma. 
Todos los días veo cómo la gente registra la basura que sacan de los edificios y de los locales comerciales... todo lo "comible" es un tesoro y se lo llevan. He visto a jóvenes comer directamente de las bolsas de desperdicios.
Y eso parte el alma, eso duele profundo, eso desgarra la sensibilidad...
Mi país está en malas condiciones, estamos en muy malas condiciones, estamos en terribles condiciones. 
En este video se habla de la miseria y el hambre en mi país, pero la cosa es más dura para algunos: 
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=63035
Hay otros que siguen haciendo negocios... y mamando de la teta del erario público: son la casta privilegiada de "elegidos" que maneja el Poder.

Ángel de la Guarda, no nos desampares ni de noche ni de día.