Yolanda Fernández Dice

lunes, mayo 26, 2008

¿QUIÉN ES MÁS HONESTO?

Hoy estuve toda la tarde buscando unos libros que necesito leer. Desde Plaza Venezuela hasta Chacaíto entré en varias librerías, intentando satisfacer mi búsqueda.
En una de esas librerías compré algunos libros y me pasaron el dato sobre un lugar donde se podían conseguir los libros que nadie tiene, los que buscamos y no encontramos en ninguna parte.
Cuando llegué a ese lugar, me sorprendió la cantidad de libros que vi: por aquí, por allí, apilados, amarrados, en estanterías altísimas que nadie alcanza, en vitrinas con vidrio que nadie revisa, en el techo, en el piso... es un lugar extraño. Me dio la impresión de que alguien muy extraño se había encargado de acumular todos esos libros quién sabe desde cuándo. Parecía el tesoro de alguien insólito, esos libros no son una mercancía... son el tesoro de alguien extravagante.
Al frente de ese lugar estaba un señor mayor que me miró de modo singular. Le entregué el papel donde llevaba anotados los datos de mis libros, lo revisó y me dijo que no tenía ninguno.
Aunque no estaba segura de que en semejante barahúnda pudiese existir un área de nada, le pedí al anciano dependiente que me permitiera mirar "en el área de lingüística". Aceptó, pero me pidió que le dejara la bolsa con los otros libros que ya había comprado antes y mi cartera... Me negué a dejar la cartera y él, muy discreto, me dijo que esas eran las normas.
Debo confesar que ese señor me hizo sentir muy incómoda, y se lo dije. Puedo dejar una bolsa con libros, pero mi cartera no se la dejo a nadie: allí están mis pertenencias, mis papeles, mis tarjetas, mis llaves, mi dinero. Si usted duda de mi honestidad y piensa que puedo llevarme algún libro en la cartera, yo también tengo el derecho a dudar de su honestidad... mi cartera no se la dejo a nadie, Señor.
Salí molesta de ese alucinante lugar y allí se quedó aquel anciano, con sus montañas de libros que nadie lee.

12 Comments:

  • Al final es esa actitud la que espanta clientes, odio que me hagan eso en Vzla. Besos para ti.

    By Blogger Waiting for Godot, at 27 de mayo de 2008, 4:47 a.m.  

  • Yo cuando estoy en Vzla, sencillo: No uso cartera, nada (desde mucho antes de venirme a vivir acá). Dinero en el bolsillo, llaves y cell. Pantalones cargo, cholas y camiseta. Cabello en cola y sin maquillaje... un día de estos hasta me ofrecen un plato de comida... pero lo prefiero así a tener que pasar por esos episodios, son realmente molestos.

    Besos.

    By Blogger Capochoblog, at 27 de mayo de 2008, 10:46 a.m.  

  • Waiting, me sentí abrumada cuando ese señor pretendió que yo dejara mis pertenencias. Mi celular y mi pendrive con información muy valiosa también estaban en la cartera.
    Es probable que haya sido "desconfianza mutua", pero yo no le suelto mi cartera a nadie, a menos que me la robe.
    Cuando me retiré, sentí en la mirada de aquel señor un dejo de vergüenza... esas reglas, sus reglas, seguramente han alejado a más de uno... y yo sólo quería revisar para comprar.
    No sé si vuelva a ese alucinante lugar y haga las paces con el anciano, lo estoy pensando porque presiento que en esa barahúnda infinita de libros hay "algo" que espera por mí.
    Saludos cordiales.

    By Blogger Yolanda Fernández G., at 27 de mayo de 2008, 11:00 a.m.  

  • Nany, es que "se me atormenta el alma" si siento que desconfían de mí y yo SIEMPRE me estoy "portando bien".
    En lo que menos pensé fue en llevarme algo sin pagar. Seguramente fue que en mí cara había mucha sorpresa, me quedé con la boca abierta, por haber "descubierto ese lugar"...es un sitio alucinante.
    Hay libros por todas partes, hasta en el techo. Hay una puerta pequeña y cuando entras... es un mundo de papel, son miles de libros tirados por todas partes...
    Con respecto a lo que dices, tendré que adoptar tu "estilo" con más frecuencia. Aunque si me aparezco así en esa librería, al anciano dependiente le va a dar un infarto, o me va a pedir que me quite la ropa... :-)
    De verdad, no entiendo por qué en esos lugares no buscan otros métodos para asegurar la integridad de "su mercancía" porque yo eso no me lo calo...
    Un besito para ti.

    By Blogger Yolanda Fernández G., at 27 de mayo de 2008, 11:22 a.m.  

  • Tienes toda la razón, además es muy sencillo, simplemente le abre uno el bolso cuando va a pagar los libros, o a salir, para que vea que no se lleva uno nada y listo ¿No?
    Al señor le habrán robado muchas veces, pero esa no es la manera de evitarlo.
    A mi también me duele que desconfíen de mi.
    Un beso y salud

    By Blogger Genín, at 27 de mayo de 2008, 6:43 p.m.  

  • Genín, yo le propuse eso al extraño señor, pero no quiso. Sólo quería que yo dejara mi cartera, y en eso no pudimos conciliar.
    Yo entendí sus razones, pero ÉL no quiso entender las mías... qué puedo hacer.
    Saludos para ti.

    By Blogger Yolanda Fernández G., at 28 de mayo de 2008, 9:07 p.m.  

  • Que extraño ese señor!!! yo tampoco hubiese dejado mi cartera. Pero entiendo ahora tu curiosidad y tus ganas de ir a "curucutear" entre esos montones de libros que nadie lee. Que habra alli??

    By Blogger Alleta, at 29 de mayo de 2008, 10:29 a.m.  

  • Que extraño ese señor!!! yo tampoco hubiese dejado mi cartera. Pero entiendo ahora tu curiosidad y tus ganas de ir a "curucutear" entre esos montones de libros que nadie lee. Que habra alli??

    By Blogger Alleta, at 29 de mayo de 2008, 10:29 a.m.  

  • Saludos querida amiga,

    Intuyo que este señor no sólo ha pasado por la crisis de haber perdido buenos libros, sino que se ha acostumbrado a perder buenos lectores y clientes por tanta maña que hasta él mismo se le habrán pegado (yo que tu contaría nuevamente los libros que llevastes a ese lugar ja ja). Asido a lo que tiene a la vista; cual niño glotón, te dejara curucutear si vas acompañada exclusivamente de tus lentes y un par de billetes de esos llamados fuertes. Me huele que tarde o temprano volverás a pisar ese local mi querida amiga. (je je, te aseguro que si, ya te imagino revisando titulos) abrazos cocoroteños

    By Blogger Elier, at 30 de mayo de 2008, 1:32 p.m.  

  • Alleta, Elier, tienen razón, en cuanto tenga un "tiempito" voy a hacer las paces con ese señor y voy a curucutear todo lo que él me permita... uno nunca sabe. A lo mejor y hasta conciliamos, pero tendré que ir sin cartera y con los "¿fuertes?" escondiditos en algún lugar secreto de mi "humanidad"...
    Seguro que voy a volver a ese lugar, la curiosidad me mata :-)

    By Blogger Yolanda Fernández G., at 30 de mayo de 2008, 7:59 p.m.  

  • Hola querida Yolanda! Existen algunos libreros que han desarrollado una pupila tal que saben cuando dejar violar "las reglas", otros que transigen, pero también los hay (por tu relato) los que no transigen.
    Deberías compartir los datos de ese sitio. Muchas veces he tenido que pedir libros a alguien que viaja a España o Argentina porque aqui no se consiguen. quizás allí también haya algo para mi :-)
    Un beso Yolanda!

    By Blogger Oswaldo Aiffil, at 1 de junio de 2008, 11:48 a.m.  

  • Querida amiga:
    Es verdad, es indignante la forma en que se desconfia de los clientes en cualquier negocio (no es exclusivo de nuestro pais).
    Con respecto al "extraño" señor de la ¡maravillosa libreria!, pienso que él esta enamorado de sus libros y no los quiere vender.
    Pásanos el dato del negocio, para los que nos gustan los libros viejos es un tesoro.
    Besos

    By Blogger periquita, at 4 de junio de 2008, 7:48 p.m.  

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