ALGO MÁS SOBRE EL ASPARTAME

He realizado nuevas búsquedas sobre los efectos del aspartame en el organismo humano. Indagando en la red he encontrado algunas opiniones a favor y otras en contra y me he preguntado qué podemos decidir nosotros, los pobres mortales que sabemos una jota de química, sobre este producto. Confieso que estoy confundida y por lo pronto me lleno de recuerdos... recuerdo a aquel señor vecino de mi casa de infancia, alto, amable, hermoso y fuerte que se fue apagando poquito a poco después de enfermar de diabetes...yo era bastante joven cuando él irremediablemente murió.

También recuerdo cuando en compañía de mis padres visitamos un viejo y pequeño trapiche ubicado en una zona llamada Las Mercedes, en el Estado Anzoátegui, muy cerca del pueblo donde crecí. En ese trapiche mis ojos de niña de ocho años vieron como en una inmensa paila de hierro hervía una mezcla marrón que después se convertía en panela...una golosina suavecita que se derretía en mi boca. También se fabricaba el papelón, una pieza con forma de cono recontradulce que se usa todavía para endulzar algunas bebidas. Había muchísimas avispas amarillitas, abejas robustas y unas flacuchentas avispas negras que llegaban a ese sitio tratando de robarse una parte del manjar.

Para nada se hablaba del dudoso aspartame, hijo de laboratorio cuya paternidad se desconoce...para nada aquella gente pensaba en alterar, más allá de la cocción, el abundante juguito que de las cañas salía. Era desconocido el aspartame, no se hablaba de ese hijo de laboratorio en torno al cual se entrecruzan muchos comentarios hoy ... unos a favor y otros en contra.

Por lo pronto, ya me tocará pensar qué voy a hacer con los paquetes de azúcar con aspartame que tengo en la alacena de mi cocina, después de que termine de consumir el "azúcar morena" que tengo en el dispensador...siempre azúcar con apellido... Qué vivan el papelón, la panela y la melcocha...